sábado, 10 de septiembre de 2011

Esos días

Aun extraño esos días.
Esos días en donde el tiempo era nuestro y nada a nuestro alrededor podía impedir que fuéramos sólo nosotros.
No importaba el momento ni el lugar. Sólo era necesario vernos para caer descontrolados en el deseo. Nada ni nadie entonces nos importaba. Sólo nos reíamos cómplices si escuchábamos pasos o voces de sólo imaginar ser descubiertos. Pero nunca abandonamos, seguimos.
Todo fue veloz, todo fue torbellino, nada fue calma. Y aun así nuestros encuentros nos parecieron eternos.
Fuimos un solo cuerpo pero no dejamos de ser dos. Nos podíamos contradecir y enojar,  pero eso nos unía aún más. En nuestras diferencias y en nuestras coincidencias encontramos un lugar.
Ardimos.  Jugamos con fuego. No medimos ni el placer ni el dolor.  
Sólo puedo imaginar cómo esos días llegaron. Sólo puedo especular cómo se fueron

RB

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