martes, 20 de septiembre de 2011

Quiero volverte a extrañar

Quiero volverte a extrañar. Volver a sentir esa ansiedad de mirar el reloj y rogar, que sea la hora en que nos volvamos a encontrar.
Quiero volver a imaginar mil encuentros. Mil encuentros clandestinos, fugaces, fallidos.
Quiero volverte a buscar para perderte y tener que volverte a buscar. Quiero volverte a buscar y que huyas y no te dejes alcanzar.
Quiero imaginar una despedida obligada que haga nuestro encuentro insuficiente y nos haga desear más. No quiero una despedida definitiva, no quiero un adiós. Quiero una despedida que me pida que te vuelva a buscar.
Quiero dormirme agotado en tus brazos y despertar sin tenerte a mi lado. Y creer que todo nuestro encuentro fue sólo un sueño. Y salir desesperado a perseguir ese sueño.
Quiero volverte a extrañar para no dejarte nunca de amar.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Esos días

Aun extraño esos días.
Esos días en donde el tiempo era nuestro y nada a nuestro alrededor podía impedir que fuéramos sólo nosotros.
No importaba el momento ni el lugar. Sólo era necesario vernos para caer descontrolados en el deseo. Nada ni nadie entonces nos importaba. Sólo nos reíamos cómplices si escuchábamos pasos o voces de sólo imaginar ser descubiertos. Pero nunca abandonamos, seguimos.
Todo fue veloz, todo fue torbellino, nada fue calma. Y aun así nuestros encuentros nos parecieron eternos.
Fuimos un solo cuerpo pero no dejamos de ser dos. Nos podíamos contradecir y enojar,  pero eso nos unía aún más. En nuestras diferencias y en nuestras coincidencias encontramos un lugar.
Ardimos.  Jugamos con fuego. No medimos ni el placer ni el dolor.  
Sólo puedo imaginar cómo esos días llegaron. Sólo puedo especular cómo se fueron

RB

lunes, 29 de agosto de 2011

MANOS

Muéstrame las manos
ábrelas para mí,
reguero de estrellas
deslizándose entre tus dedos
dedos largos y finos
manchados de acordes
que retumban en mis oídos
y transitan cada una de mis fibras
despertándome, alertándome,
electrizante, narcótico, sublime;
muéstrame tus manos:
yo voy a dejarme caer
en tus entrañas desiertas
en la exacta conjunción
de tu soledad y mis ansias
de tenerte, y de quedarme
así, en silencio, escuchándote
y resbalando, lenta e inexorablemente
entre tus finos y largos dedos.

SL

sábado, 20 de agosto de 2011

Déjalo libre

Tenemos que hablar. Me pediste.
Hacía tiempo que no nos veíamos. Asentí en silencio. Pedimos un café.
Sé que te pedí que me dejaras ir. Comenzaste diciendo.
Nos ahogábamos. Estábamos creciendo. Queríamos crecer más, necesitábamos más espacio, creíamos que no nos estábamos dando todo el lugar que necesitábamos. Nos superponíamos, no nos complementábamos, nos superponíamos, y a la vez dejábamos lugares vacíos, profundos lugares huecos. No sé que fue lo que inclinó la balanza, si que nos sintiésemos encimados, o nos sintiésemos separados. Sólo sé que la distancia fue creciendo y nació un silencio que se hizo insoportable.
Si amas algo déjalo libre, si… Sé que te pedí que me dejaras ir… Terminaste diciendo.
Te interrumpí. Rompí el silencio. ¿O fuiste vos quién me dejó ir?
Si amas algo déjalo libre, si…
Se te enfría el café.
RB